Bardo: una calentura trascendental
Para las otrora distinguidas e indiscutidas estrellas de la cultura mexicana , supuestos representantes de lo que somos en el mundo; hijos pródigos, supervivientes del vilipendio en su tierra y cosechadores del éxito fuera de sus fronteras, el arribo de la llamada Cuarta Transformación a su mundo –precisamente el de la cultura– ha representado, si no una decepción, un claro agravio a “todo lo logrado” en ese ámbito durante nuestra historia reciente. Una preocupación central –y claramente arrogante– ronda las cabezas de algunos de estos personajes, sobre todo de quienes pertenecen al gremio cinematográfico: la supuesta ineptitud del Presidente y sus funcionarios que, según su razonamiento, llevará inexorablemente a la destrucción de nuestro “sistema” cultural. Miradas azoradas y cejas alzadas anteceden a discursos graves que alertan al público sobre la imperante calamidad. Enérgicos afanes didácticos, dirigidos a un colectivo, por lo demás, imaginario – sensible, pero no muy informad